Lo tengo en frente. ¿Ahora qué hago? Estoy frente al viaje, pero las espinas de ambos bandos son tan reales. ¿Cuál es la verdad y cuál es la omisión?
Desde que soy la segunda al mando, siempre me preocupé porque mis subordinados estuviesen bien capacitados para sus actividades, que se sintieran a gusto en su lugar de trabajo; básicamente es su segundo hogar. Pasan casi toda su vida en el navío y pues ¿Qué mejor que hacerlos sentir así? Como en casa. Bueno, se abrió la oportunidad de dedicarme a eso, sólo capacitarlos y hacerlos sentir bien. Por su puesto que acepté. Mi gusto por transmitir mis conocimientos no me dejó negarme. Hoy descubrí que no sólo es pasión por enseñar o el interés por mantener a flote el barco. Es mucho más. Piratas de quién sabe dónde decidieron atacar una de las naves de nuestra embarcación. Dos de mis chicos estaban ahí. Asustados, golpeados, viendo, sabrá la Luna, qué sucesos horrorosos e innecesarios ocurrían. Pero ahí estaban. Sin deberla ni temerla. ¿Me asusté? Obvio. ¿Lloré? Obvio, pero no frente a ellos. Sólo me dediqué a abrazarlos y decirles "tranquilo, ya todo está mejor". Debía ser...
y si ambas son verdad? o si ninguna lo es? como dicen en el mundo de las quesadillas sin queso: La vida es un riesgo, carnala!
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